Poesía de la Generación del 27

Se conoce como GENERACIÓN DEL 27 al grupo de jóvenes poetas innovadores que irrumpen en el panorama literario en torno a la segunda década del S.XX. Cumplen unos rasgos generacionales: nacen en años próximos; todos son universitarios; pertenecen a la clase media alta, son liberales y progresistas; establacen relaciones de amistad con actividades comunes: Acto de conmemoración tricentenario de la muerte de Góngora, conviven en la Residencia de Estudiantes, participan en las mismas revistas literarias (Litoral, Caballo verde para la poesía…), participan en la Antología de la poesía española contemporánea de Gerardo Diego y participan en el homenaje de Lorca a Cernuda  por su obra La realidad y el deseo; tienen un lenguaje generacional propio que busca modernizar la poesía española; y comparten influencias: metáforas de Góngora, rigor artístico del Modernismo, concepto de poesía pura de Juan Ramón y la deshumanización del arte, la modernidad de los temas y las metáforas de las vanguardias. Esta generación se caracteriza por: la mezcla de tradición y modernidad; mezclar lo culto y lo popular; cultivar la imagen y la metáfora; innovar la métrica: utiliza un verso libre con estrofas tradicionales y el versículo; y la variedad de temas: vanguardistas, relacionados con lo moderno, tradicionales…

Se pueden diferenciar tres etapas: 1920-1927, esta etapa se obsesiona por la perfección formal y la experimentación y con estrofas tradicionales, recibe la influencia de Bécquer, de Góngora, de la lírica tradicional, de la poesía pura de Juan Ramón y de las vanguardias; 1927-1939, se da un proceso de rehumanización por la irrupción del surrealismo, los poetas incorporan el verso libre, el versículo y los temas políticos y sociales, se sitúan a la izquierda y reciben la influencia del surrealista Neruda con su revista “Caballo verde para la poesía”; y la posguerra, la generación se dispersa (Algunos han muerto, otros se exilian…), retoman los temas humanos agudizados por el sufrimiento de la guerra y nostalgia de la patria. 

Pertenecen a esta generación:

Pedro Salinas, que nació en Madrid, fue profesor y crítico literario, y durante la guerra civil se exilió a Estados Unidos. Su poesía se organiza en tres etapas: en la 1ª etapa escribe sus primeros libros (Presagios, Seguro azar y Fábula y signo), donde mezcla temas futuristas y la poesía pura de Juan Ramón; su etapa de plenitud le convierte en un poeta de amor, el título de La voz a ti debida es extraído de la Égloga III de Garcilaso y en la obra predomina el diálogo con la amada, un lenguaje conceptual y sencillo, una métrica corta y las silvas sin rima, Razón de amor es su continuación; en su etapa de exilio escribe El contemplado sobre el mar de Puerto Rico, su famoso poema Cero pertenece a Todo más claro, donde manifiesta la angustia que le provoca la civilización científico-tecnológica contemporánea y los horrores de la guerra.

Jorge Guillén, al estallar la Guerra Civil, fue detenido, y 7 años después se exilió a Estados Unidos. Regresó tras la muerte de Franco y obtuvo el premio Cervantes. Es el representante más destacado de la poesía pura dentro de la Generación, parte de la concepción optimista y vitalista del universo como obra perfecta. Trata asuntos simples y cotidianos. Su obra fundamental es Cántico, en Clamor cambia el tono después de la guerra. Toda su obra se reúne bajo el título global Aire Nuestro. Su amor a los clásicos se refleja en la disposición de sus versos y en el uso de estrofas como la décima o el soneto.

Federico García Lorca nace en Granada y además de la literatura, también se interesó por la música y la pintura. Conoció a Luis Buñuel y Salvador Dalí en la Residencia de Estudiantes. Al volver a España de su estancia en Nueva York, funda La Barraca, un grupo teatral universitario mediante el que tuvo gran éxito como dramaturgo. Murió fusilado al estallar la guerra en Granada en agosto del 36, por participar en ciertas actividades republicanas. Es un autor de contrastes, en su poesía se une lo culto y popular, lo tradicional y vanguardista. En su época de juventud escribe Canciones (1927). En su poesía de plenitud destacan: Poema del cante jondo con carácter neopopularista; Romancero gitano (1928) en la misma línea, donde se une la expresión culta en molde popular. Emplea palabras-símbolo (el mar significa la frustración erótica o la madre); Poeta en Nueva York (1929) escrita en versículos de influencia surrealista protresta contra la colmena inhumana y con imágenes visionarias; Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías es una elegía al torero; Sonetos del amor oscuro (póstumos) muestran al poeta dolido por la vida y el amor no correspondido.

Gerardo Diego nació en Santander y en 1925 junto con Alberti ganó el Premio Nacional de Literatura. Fue académico de la lengua y obtuvo un Premio Cervantes. En su poesía hay dos vertientes que se desarrollan paralelamente: la vanguardista o creacionista (Imagen y Manual de Espumas) y la tradicional, donde escribe Versos humanos (donde recupera estrofas como el soneto y el romance), Soria (bajo el influjo de Antonio Machado) y Alondra de verdad (compuesta de 42 sonetos).

Luis Cernuda nació en Sevilla, fue alumno de Pedro Salinas y se exilió. refleja su personalidad solitaria y atormentada en su poesía de influencia clásica (como Garcilaso o Bécquer). Su obra se agrupa en La realidad y el deseo donde concibe el mundo como enfrentamiento entre anhelos del ser humano y la soledad. Emplea un lenguaje depurado, utiliza el versículo y es influido por el surrealismo. De sus primeras obras destacan Los placeres prohibidos y Donde habite el olvido. Al exilio pertenece Las Nubes donde expresa nostalgia por la patria lejana.

Rafael Alberti nace en Cádiz y en 1925 obtuvo, junto con Gerardo Diego, el Premio Nacional de Literatura. Se afilió al Partido Comunista, se exilió y regresó una vez restaurada la democracia. Se le concede un Premio Cervantes. En la línea neopopularista escribe Marinero en tierra, en la línea gongorina escribe Cal y canto (1929) y con influencia surrealista y angustia existencial escribe Sobre los ángeles (1929). Evoluciona hacia literatura comprometida con El poeta en la calle y ya en el exilio escribe Baladas y canciones del Paraná donde muestra su nostalgia por España. Fue también dramaturgo y prosista.

Vicente Aleixandre es andaluz, aunque después se traslada a Madrid. Recibió un Premio Nobel. Destacan Espadas como labios y La destrucción o el amor con su concepto pesimista de la vida. En la posguerra, Sombra del paraíso (1944) inaugura una corriente de poesía desarraigada. Recibe influencias del surrealismo.

Dámaso Alonso, nacido en Madrid, se dedicó a la crítica literaria y enseñanza. Fue presidente de la RAE y ayudó a comprender la obra de Góngora con La lengua poética de Góngora. Su libro Poemas puros se adscribe a la poesía pura. Su obra Hijos de la ira, junto con Sombra del paraíso de Vicente Aleixandre, inaugura la poesía desarraigada.

Manuel Altolaguirre fue editor en Málaga de la revista Litoral y se exilió tras la guerra. Hace una poesía humana y tradicional en la que destacamos Las islas invitadas.

Emilio Prados fue editor en Málaga de la revista Litoral y se exilió tras la guerra. Cultiva los temas existenciales en obras como Jardín cerrado.

Hemos de mencionar también, entre otras escritoras vinculadas a la generación, a poetas como Concha Méndez, Josefina de la Torre o Ernestina Champourcín, estas dos últimas incorporadas por Gerardo Diego en su Antología. Representan la voz poética femenina.A todos ellos se unirá más tarde Miguel Hernández, que viene a ser un puente que enlaza la Generación del 27 con la del 36, apuntando rasgos de la segunda pero con las raíces claramente en la primera.